lunes, 28 de marzo de 2016

Mañanero.

Desperté debajo de unas sabanas que nunca compartimos. 
La almohada huele a ti, como si hubiéramos pasado horas mirándonos. 
Jugando con los dedos de nuestras manos, 
saboreando nuestros estómagos.

Mi sudadera vieja te necesita.
Necesita lo verde de la tuya.

El hombre que hoy me mira no me enamora. 
No me ofrece besos de dona, ni caricias de churros de chocolate. 
No me pide que beba café a gritos, 
ni me toma por sorpresa con un "te quiero" silencioso. 

Se le atoran las palabras en la punta de la lengua.
!Ay! 
!Como me gusta como a ti se te resbalan,
no las ves escaparse de tu boca saltando de alegría!

El hombre que hoy me habla me prohibe fumar.
Dice que el olor del humo no le gusta.

No le gusta porque huele a ti,
 porque sabe que me sabe a ti. 

Desperté extrañandote completo,
extrañando la primera noche
donde tú y yo fuimos tan efímeros 
como permanentes.

Permanentemente en la mente del otro,
inundando nuestros cerebros. Buscando
excusas para hablar
con palabras,caricias,
con "te quieros" sumergidos en cervezas.