domingo, 22 de noviembre de 2015

Ciclo de temperatura.

Lunes.
Invierno.
Intenté hacer todo para no sentir nada,
para mantener el poco calor de mi cuerpo,
para no pensarte.

Martes.
Se sintió como febrero.
Te queria, me querias.
Me dolía el cuerpo
pero era el frío.

Miércoles.
Llego semana santa,
tuve buenas platicas,
pensé en ti un rato
y dejó de hacer frío.

Jueves,
Verano.
Me sentía nueva y renovada.
Hasta que te pensé
se me cayó el mundo encima.

Viernes,
no paraba de llover.

Sábado,
otoño gelido.
Lloré sin cesar,
sentimientos incomprendidos,
frases dolidas,
momentos incomodos,
adioses tremendamente largos.

Domingo,
llego el año nuevo
te comprendí para dejarte ir.











viernes, 6 de noviembre de 2015

Marcha final.

Despedirnos es perdernos.

Guardar nuestras sonrisas en un baúl,
con los besos y los silencios.
Nos pedimos perdón por no estar,
por estarlo y querer estarlo.

La noche fue testigo de nuestro encuentro,
ahora lo es de nuestra partida
olvidándonos en la banca del parque
como un mal libro.

Enterrarnos profundo
sabiendo que cuando el deseo de sacarnos llegue
nos cueste.
Nos duela el cuerpo
como el día que atravesarnos el país para vernos.

Soñamos sostener el mundo en la palma
de nuestras manos
sin poder acariciar la del otro
abandonado nuestro suéter preferido
en el bar de siempre.

La luna se refleja en nosotros.
La tristeza de desaparecer invade mi cuerpo
y el maldito miedo que tienes de tenerme se nota en tus labios.

Teniendo razones interminables por buscarnos
hoy decidimos dejar de hacerlo.