lunes, 31 de agosto de 2015

Soy

Yo soy pájaro,
soy explorador,
soy mar,
profundidad,
soy palabra,
libertada, miedo,
soy calor.
movimiento,
aire,
soy cariño,
ternura, caballo,
jinete,
soy silencio,
Yo soy amante.

sábado, 15 de agosto de 2015

Tontísimamente

Hoy desperté con dolor de estómago, 
ese dolor que no sabes distinguir. 
Se me subió hasta el corazón 
donde empezó a palpitar más caliente, 
mas rápido. 

Se movió por todo mi cuerpo, 

me dolía la espalda, me picaban las piernas. 
Pero sintiera lo que sintiera 
la sonrisa no se quitaba. 

Porque amanecí tonta, 
tontamente sonriendo por ti. 
Porque me encanta tu silencio, 
me fascina tu falta de romanticismo 
y me enloquece tu constante movimiento para salvarme.

Porque eres caballero de los tiempos antiguos,
cuando tiraban agua de las ventanas,
donde era mejor caminar del lado izquierdo de la banqueta para protegerme
del agua, de las carretas sin jinete, de los maleantes.

Amanecí tonta porque yo soy directa
y tu quieres decirlo con romanticismo
pero no comprendes que el romanticismo se siente en la piel.
Escurre.
El romanticismo es sentir lo mismo sin tener que tocarnos.
está en sentarse lado a lado, esperando a ver que pasa,
que dirá el otro, para encontrarse que no dice nada
y ese silencio es pleno, tan pleno como entregarnos las manos al caminar. 

Amanecí tonta porque somos dos seres independientes

que nunca podrán ser dependientes del otro.
Porque no te besé cuando mis rodillas temblaron y agaché la cara.
Porque me siento liviana, segura, tranquila. 

Amanecí tonta porque me sorprendes.

Te comprendo sin decir mucho
porque no coincidimos en todo pero nos escuchamos.
Porque agradeces que haya tomado yo la decisión,
pero dentro de ti querías ser tú el primero en tomarla.
Porque comería chocolate todo el día y tú no.
Porque no termino nada y tú si.  

Amanecí tonta porque me gustas,
porque quiero verte y repetírtelo hasta que entiendas.
Hasta que sepas que estás entrando a mi
poco a poco sin restricción alguna.

Porque te quiero.


Estoy asustada porque desperté pensando en ti.
Porque me parece casi imposible lo que estoy sintiendo.
Me gustas porque lo he decidió.
Porque aunque esto se acabara mañana te recordaré
como si nunca hubiera terminado

Amanecí tonta 
porque desperté con dolor de estómago 
por las ganas de volver a verte.

Tontísimamente sonriendo por ti. 

Basta

Leí una carta de despedida. La encontré en mi buró. No estaba dirigida a mi, aunque parecía. Hacíamos lo mismo, nos gustaba el té de las mañanas, leer antes de dormir, dormir antes de comer. Hasta amábamos igual. La carta duraba hojas, las primeras decían como esta mujer volvía loco al escritor. Describía cada pedazo de ella, su ojos, su sonrisa imperfecta, sus caderas gorditas, su falta de altura y como cada uno de estos pedazos lo volvían loco. Lo subían a las nubes y lo hacían creer que todo era tan magnifico como ella.

Después de describir a la mujer, el escritor pedía perdón por no estar ahí. Porque nunca estuvo ahí, porque nunca lo quiso estar. Le contaba como toda esta locura que sentía por ella se había quedado en eso, locura. Y que claro, en el momento que la locura desapareció, desparecieron las ganas. Las ganas de todo, de verla, de sentirla, de vivirla. Recordó una que otra anécdota, la mejor fue esta.

“Te amaba. Como ese día en el que fuimos al parque y no podía dejar de mirarte, pero me odiabas. Porque cada vez que te veía, te sonrojabas  y te lloraban los ojos, se te hinchaba la cara. Yo así te amaba.

El que se despedía decía que lamentaba mucho hacerlo, pero que tenía un miedo terrible. Le confesaba porque lo sentía y porque nunca lo dijo. Seguía repitiendo “mi sol, mi luna, mi vida” Solo a mí me decían así, fue cuando leí este párrafo que me di cuenta de todo.

“Si te soy sincero extrañar me da miedo. Un miedo terrible. Porque el sentimiento que genera en mi estomago me asusta, porque me desploma y me tumba, me cuesta trabajo levantarme, pero me levanto. ¿Pero que si un día no puedo levantarme mas? ¿qué si un día extraño tanto que ya no pueda hacer ni sentir nada mas que extrañar? “

Lo había borrado completamente de mi memoria. No quería extrañar, era demasiado. Ahora tenía que levantarme pero el sabía que tenía miedo, un miedo terrible y que lo suprimí tanto que ni yo misma reconocía mi propia historia.